Del Festival Medieval Internacional de Hadas y Duendes en Huesca de Ocampo
La invitación de mi sobrina Lilian nos obligó, a mi esposa y a mí, a viajar a Pachuca porque la sede del Primer Festival Medieval Internacional de Hadas y Duendes sería, nos dijo, en Huasca de Ocampo, por cierto bello pueblo mágico que no pudimos conocer.
Por eso decidí cuando llegamos a la terminal abordar el autobús que recorre la ruta México Tulancingo; pero significó esperar más de una hora y ahí estábamos sentados entre los pasajeros que abordaban distintos autobuses que les llevarían a su destino. Por fin se nos permitió el acceso a los andenes y ahí a buscar el camión que iba a Huesca; pero gran sorpresa, que contraste con el entusiasmo y claridad que me indicó la boletera (que fea expresión pero bueno, la pueden cambiar por su equivalente). Nadie de los que abordarían la unidad que saldría a las 9:00 –incluso el chofer, el mismísimo chofer- sabía dónde era Huasca y los que esperaban el siguiente viaje tampoco.
Así, dispuesto a reclamar a quien me vendió el boleto, me dirigí a donde se encontraban los jefes de piso (o su equivalente) a decirles que había comprado un par de pasajes para Huasca pero que el chofer no conocía el lugar en que debía bajarnos; porque la ruta era hasta Tulancingo. Todavía cortésmente el encargado se dirigió al conductor y le dio algunas señales que –estoy seguro ni entendió ni le importó; porque seguía argumentando que era la primera vez que recorría esa ruta y por eso no podía ayudarnos ni orientarnos sobre El crucero, ese era el lugar donde deberíamos bajar y ya estábamos en Huasca.