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VOLVER A LA FIL ZÓCALO

Escrito por Ulises Velazquez Gil el . Posteado en La Marcha de las Letras

Ulises Velázquez Gil

En alguno de sus tuits, nuestro colega Héctor Iván González resumió en una frase harto conocida el espíritu de la Feria Internacional del Libro en el Zócalo: Decíamos ayer… Y no es para menos, puesto que en esta edición se dio el encuentro (diríamos reencuentro) con colegas y amigos que no veíamos en mucho tiempo; en particular, desde la Feria de Minería (al menos, en el caso de quien esto escribe).

Tal y como lo anuncié en la entrega pasada, el lunes 11 acudí a la presentación del libro de Luis Paniagua (a quien no veía desde que se desempeñaba como coordinador de Publicaciones de la FES Acatlán, hace un buen rato), gracias a que Ingrid Solana me hizo la invitación. Quien esto escribe llegó quince minutos antes, y el primer stand que visitó fue el de Libros UNAM, de donde salió con una de sus novedades: José Luis Martínez, editor, de Rodrigo Martínez Baracs, a la sazón, su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua. (“Como podrás imaginarte, obro como historiador con mi propio padre”, me dijo alguna vez Rodrigo. Tanto La biblioteca de mi padre como el ejemplar de marras son arranques de una futura biografía, al parecer.)

Volví al foro donde se realizaría la presentación, que además de contar con la participación de Luis y de Ingrid, estuvo por ahí Brenda Ríos, a quien le dio mucho gusto saber que la ubicaba por uno de sus libros, aquel donde las canciones pop hacen, precisamente, pop. Alrededor de las 2:30 pm, en el Foro “Antonio Helguera”, comenzó la presentación, donde Brenda e Ingrid ponderaron las cualidades del libro merecedor del Premio de Ensayo Literario “Malcolm Lowry”, en torno a la poeta uruguaya Ida Vitale. Luego de que su autor comentara algo más sobre su libro, los organizadores de la feria le pidieron al público que se acercara para recibir un ejemplar, y como se imaginarán, hice fila como todo hijo de vecino, y aunque estaba cerca de la mesa donde estaban los libros, no alcancé. Pero donde sí fui el primero fue en sacar la estilográfica y mis ejemplares de Notas inauditas y Memorias tullidas del paraíso para que Ingrid me los firmara. “Desde Minería no nos veíamos ¿verdad?” “Sí, claro, y fue en la presentación de Claudina Domingo. Y mira ahora, ambas tienen su propia novela”, le dije. Luego pasé con Luis para felicitarlo y aunque no me recibí libro suyo, dijo que me llegará otro momento para ello. Me despedí con la esperanza de volverles a ver y seguí mi transitar por la feria.

Antes de irme, pasé al pabellón del Fondo de Cultura Económica-Educal, donde varios montones de libros me hacían ojitos, invitándome a revisarlos. Al ver un ejemplar de Escenarios del sueño de Jorge F. Hernández, no lo dudé dos veces y lo tomé; minutos después, encontré una edición que meses antes me costó el enojo del dependiente de la librería Educal de la Biblioteca Vasconcelos: La morada en el tiempo de Esther Seligson, al precio que -supuestamente- costaba en ese lugar. A medida que revisaba los montones, se me “pegaron” Son necios, los fantasmas, libro de cuentos de Paulette Jonguitud (autora que mi siempre admirada Nora de la Cruz no deja de recomendar y hace bien, porque Paulette tiene muy buena pluma), las Memorias de Ismael Rodríguez (a muy buen precio, porque pagar 150 pesos en otro lado se me hacía un robo a mano armada) y, como complemento al libro de Rodrigo comprado en Libros UNAM, Literatura Mexicana. Siglo XX, 1910-1949, de José Luis Martínez, ni más ni menos. Poco me faltó para dejarlo, pero la sonrisa de una chica, que también revisaba los botaderos, me convenció de llevármelo definitivamente.

Al día siguiente, martes 12, mi escala en el Zócalo fue por obra y gracia de una antología publicada por Cal y Arena, con el acertado título de Lo que el 2020 se llevó, que reúne, entre otras plumas, las de Mariana H. y de Ligia Urroz. Llegué algo tarde al foro “Francisco Haghenbeck”, pero a tiempo para encontrar un asiento casi al frente, y al momento de voltear hacia mi izquierda, a dos asientos estaba Ligia. ¡Qué buena suerte! Y entre el público también se encontraba otro de los colaboradores del libro de marras: Sergio Zurita, en cuya intervención hizo del conocimiento del público al foro su actual condición de desempleado. (“Si saben de algún trabajo, por favor, avísenme…”) Terminada la presentación, Mariana se colocó en la mesa donde se vendían ejemplares del libro, tomó asiento y se dispuso a firmar ejemplares; antes de pasar con ella, me acerqué a Ligia para saludarla y pedirle que firmara mi ejemplar de La muralla, novela suya, y en agradecimiento, me dio un ejemplar de su novela más reciente, Somoza, también con su firma.

Para cuando llegó mi turno para recibir la firma de Mariana, se sorprendió al verme. “Oye, ¡qué milagro! Sólo en estas ferias nos vemos ¿verdad?” Le di mi ejemplar de A través del vaso, y a medida que lo firmaba, me preguntó sobre “nuestro gordo”, un queridísimo escritor que ambos queremos sobremanera. “Por ahí anda, y éste que ves, haciéndole publicidad a sus libros en esta feria…”, le dije. Agradeció mi presencia y los parabienes para su compañera de trabajo, Verónica Toussaint, en el programa de tevé ¡Qué chulada!

El jueves 14, y con la lengua de fuera (literalmente), logré llegar al mismo foro donde vi a Ligia y a Mariana, para ver si aún alcanzaba a Elisa Díaz Castelo y a Yelitza Ruiz, participantes en la presentación de la nueva época de la colección de poesía El Ala del Tigre, bajo el sello de Libros UNAM. Para mi buena suerte, llegué a la fila y alcancé la firma de ambas. Con Elisa, le recordé aquella presentación de su primer libro, en la FIL Politécnica, y con nuestra colega en común, Laura Sofía Rivero, cosa que le dio enorme gusto: “¡Claro que me acuerdo de ti!”, y me firmó gustosa El reino de lo no lineal. Cuando le llegó el turno a Yelitza, ella se sorprendió al verme con sendos ejemplares de su Cartografía del tren y de su libro sobre las mujeres en el Partido Liberal Mexicano. “Este libro le hubiera encantado a mi gran amiga Rosalía Velázquez Estrada, gran estudiosa del magonismo y temas afines”, le expresé, a lo cual quedó sorprendida y agradeció mi lectura de ambos libros.

Después de comprar en el stand de Ediciones del Lirio Helena. La soledad en el laberinto, volumen que reúne las cartas de Helena Paz Garro con Ernst Jünger, mi andar por la feria me llevó hasta el foro “Enrique González Rojo Arthur” y sin proponérmelo, me encontró una colega y amiga muy querida: Diana Ramírez Luna, que agradeció mi asistencia en la presentación de los libros de su editorial, LibrObjeto, y de su novela El jardín de las certezas. Minutos después se nos unieron Jazmín García Vázquez, autora de Después del exilio, y Carmen García Lizárraga, cuyo primer libro, Cuando soñé ser científica, también se presentaría en la feria. Al momento de no llegaba la persona que cuidaría la mesita con los libros para venta, le propuse a Diana encargarme de ello, cosa que las tres agradecieron sobremanera. Durante media hora, Jaz y Carmen hablaban sobre sus respectivos libros, incluso leyendo algún fragmento, para después hacer lo propio con la novela de Diana. Al término de media hora, los cuatro pusimos marcha hacia el stand 49, donde Miriam Canales nos recibiría para la consabida sesión de firmas.

Durante más de una hora, las tres estuvieron repartiendo firmas y posando para la foto con sus nuevos lectores, y mientras se afanaban en ello, me tomé dos instantes para saludar tanto a Sue Zurita (a quien le entregué un libro ya prometido desde el año pasado) como a Mónica Soto Icaza, y con un nuevo libro bajo el brazo que reúne sus colaboraciones en el noticiario radial de Guadalupe Juárez y Sergio Sarmiento. Volví justo a tiempo para tomarme la foto con mis colegas, a quienes me dio enorme gusto de ver; antes de irme, le hice saber a Diana que estoy de acuerdo con las condiciones que me llegaron por correo electrónico, dada mi elección como integrante de la quinta generación del Nido de Poesía: “Ya eres mi editora, aunque el libro tarde un poco en salir”. Y me despedí de las tres.

Para mi escala en el último día en la FIL Zócalo, viernes 15, hice escala en el stand 49 (donde saludé a Diana y Jaz, aún en la firma de libros suyos), le dejé, tanto a Sue Zurita como a Mónica Soto Icaza, un ejemplar firmado de la antología Ruta 08, y me acerqué a La Chula (aquella legendaria combi que lleva cultura hacia todos lados) para escuchar a Héctor Iván González en plena lectura de varios cuentos incluidos en Los grandes hits de Shanna McCullough, bajo el sello de Sie7e Editorial. Después de deleitar al respetable con tres cuentos, Héctor Iván y un colega suyo pusieron marcha hacia el stand 90, mientras que yo los alcanzaría poco después. Una vez que llegué allí, conocí a Magaly Pinal, editora en jefe y en cuanto puse mi ejemplar en las manos de Héctor Iván, lo firmó gustoso, en señal de agradecimiento por mi lectura.

Luego de pocos ejemplares firmados, acompañé a Héctor Iván a tomar algo en La Faena, a unas calles del Zócalo; charlamos sobre varias cosas, hasta que se nos unieron un primo suyo y un colega de muchos afanes. Pasadas las ocho de la noche, me despedí de mis colegas. De camino hacia la estación del metro más cercana, pasé, de nueva cuenta, por el Zócalo y al ver una enorme fila, se me hizo fácil formarme. Mi sorpresa fue mayúscula al saber que dicha fila ¡era para recibir un ejemplar de 21 para el 21! Al momento de elegir el mío, en lugar de Y Matarazo no llamó de Elena Garro, mencioné Paseo de la Reforma de Elena Poniatowska. Ya no hubo manera de cambiarlo. (Ni modo, “chivo brincado, chivo pagado”.)

Para ser la primera feria que se realiza de manera normal, después de año y medio realizándose de manera virtual (tanto por YouTube como por las redes sociales de la FIL Zócalo), estuvo muy bien, con todo y las debidas medidas sanitarias (aplicación de gel al momento de acceder a los foros, sana distancia entre butaca y butaca, etc.) que son ya cosa de todos los días. Para fortuna nuestra, la dinámica de las próximas ferias retoma su curso… como si solamente hubiera transcurrido un solo día.

@Cliobabelis

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Galería 2

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    Entrada Bosque de Chapultepec. Celebrando la Eternidad. Fotografía: Estrella V. Leonor
  • Celebrando la Eternidad
    Celebrando la Eternidad en el Bosque de Chapultepec. Fotografía: Estrella V. Leonor
  • Celebrando la Eternidad II
    Fotografía: Estrella V. Leonor
  • Celebrando la Eternidad I
    Fotografía: Estrella V. Leonor
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    Ofrenda de Día de muertos Parque Ecológico Xochitla en Tepotzotlán Fotografía: Estrella V. Leonor
  • El xoloitzcuintle.
    elebrando la Eternidad. Fotografía: Estrella V. Leonor
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    Celebrando la Eternidad. Fotografía: Estrella V. Leonor
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    Día de muertos en Tepotzotlán Fotografía: Estrella V. Leonor
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    Fotografía: Irma Váldez
  • Ecos del 15 de septiembre...
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    Fotografía: Carolina Bello
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    Fotografía: Carolina Bello
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    Fotografía: Carolina Bello
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    Fotografía: Estrella Vianey Leonor Torres
  • Pirámide del Sol, Teotihuacán
    Fotografía: Estrella Vianey Leonor Torres
  • Paisaje panorámico de Teotihuacán
    Fotografía: Estrella Vianey Leonor Torres
  • Pieza del museo de la Cultura Teotihuacana
    Fotografía: Estrella Vianey Leonor Torres