Los escenarios que vienen hacia MORENA en general y al obradorismo en particular no son menores, sobre todo si se piensa lo que viene en el 2021 (elecciones), ya que el entorno social y político que estamos viviendo aunado al económico no esta dando paso a la propuesta de ideas, pero tampoco se están escuchando los unos con los otros, la respuesta de los amplios sectores de la elite política es clara ‟hacer la guerra, para ver quién cae primero”, ¿les importa el país? o su privilegios, los problemas están a la vista en diversos frentes, veamos:

La oposición en el país, es decir, ‟los principales protagonistas de la vida pública” están enfrascados en un verdadero duelo de vencidas, por lo que el diálogo republicano ha perdido toda dimensión de lo que debe de ser una construcción institucional desde otro enfoque transicional (cambios profundos en las maneras de hacer la política), pero no sólo ello sino que también se ve el odio propalado por diversos actores de la vida pública a todo lo que huela a la ‶hediondez″ de la 4T, puesto que para algunos, el obradorismo carece de experiencia, o bien no representa los intereses de pueblo

El panorama al cual nos estamos enfrentando no sólo en lo político, lo económico, lo social tras el COVID 19, durante y después de éste fenómeno que nos aqueja también debería, -si así lo podríamos entender-, de ayudarnos a hacer más creativos no sólo en las cosas simples de la vida, sino que a la vista de la creatividad de los hombres ser más pro-constructivos, sobre todo en lo político, es la oportunidad de establecer un cambio realmente de fondo para una nueva era en la administración pública que ponga en su sana dimensión la cosa pública para así recomenzar las problemáticas que han dañado a las instituciones, dando así la oportunidad de acelerar cambios que se necesitan (claro habrá cosas que por su simple naturaleza administrativa no se puedan cambiar o bien por su delicada problemática se tengan que seguir como se está), sin embargo, habrá que entrarle con tremenda severidad a la corrupción que es y sigue siendo un mal que destruyo no sólo la credibilidad institucional -¿habrá instituciones que se salven?-, sino que también disolvió la sana cercanía entre el poder público con los gobernados, por ello la votación que se dio en el 2018 tras una larga jornada electoral

Basta ver como se están dando las cosas en el panorama político mexicano como para no darse cuenta que nuestros políticos se están dando con todo, es decir, los viejos políticos con los nuevos que están llevando las riendas del gobierno actualmente; no hay espacio para la unidad o la tregua, la cual es apremiante no sólo por la pandemia que está causando estragos no sólo en el país sino en ese mundo global que vemos desmoronarse poco a poco, ante una economía local e internacional que esta haciendo lo mismo en los bolsillos de la gente (crisis).

Es increíble que en tiempos en donde debería de haber unidad en torno a un escenario incierto y sumamente peligroso (coronavirus en curso), algunos políticos y otros tantos críticos de cabecera del extinto sistema neoliberal se empecinan en dividir a los mexicanos cual “segmento intelectual”, ahora utilizan discursos bananeros que solo crean encono entre los ciudadanos y que puede salirse de la ruta de la gobernabilidad que dicen defender con sus hirientes comentarios que no bifurcan un camino que sanee la vida de la república y mucho menos abona a la construcción institucional, eso sí respalda a la incertidumbre, al enojo, a la ofensa y en mucho al ridículo, puesto que entre más ofensivos son los ataques a la administración de la cuarta transformación, más se realza la figura del presidente cual bono político que es la gran masa pública que lo sigue y es que su trabajo político de años le alcanza para eso y para más, pero tiene que tener cuidado de los que están a su alrededor, ya que existen algunos expresidentes que tienen lazos adentro de la administración pública y les pasan información del gobierno en turno y de los movimientos que hace el actual mandatario a fin de provocarle heridas que a al parecer todavía no son tan profundas pero que con la mentira con la que lo pregonan pueden ocasionarle hoyos políticos no sólo a Obrador sino también al proyecto.

Pero el coronavirus es el elemento que les ayudará o les está ayudando a sus adversarios a catapultarse al telón de la política para profundizarle una estocada más que si no se tiene bien planeado esta cuarentena, los riesgos que ella conlleva se los puede llevar entre las patas los corruptos políticos que ahí siguen estando sin que todavía se les finque responsabilidades públicas, ojalá la FGR ya tenga bien trabajados esos expedientes para cuando se le ponga fea la cosa al obradorismo, claro que el mandatario ha sido enfático en no utilizar la ley como método coercitivo, pero sus enemigos de éste sí utilizan todo para desprestigiarlo y hasta no se duda de que paguen para que haga lo que saben hacer muy bien sus afines -ser vedettes-, venderse bien cual vulgares flagelos del espectáculo político, para hacer ecos de burla y mofa de la administración obradorista.

Es decir, la mafia del poder le va a pasar la factura de las propias lecturas políticas que les ha hecho ver en público y en privado; ya que ellos simplemente no quieren cambiar el sistema político porque les fue de maravilla (el lujo del poder y ejercerlo), aquí cabría preguntarles a ellos sin ánimo de ofender ¿no se han dado cuenta que el modelo económico que defienden está agotado?; ¿qué ahorita el mundo necesita unidad y visión de largo plazo ante la catástrofe?; ¿de qué les sirve ser empresarios cuando prácticamente se han acabado las riquezas naturales?; ¿o quieren vivir en un mundo de extrema escasez  en donde las consecuencias son impredecibles, ya que con este virus no tienen idea de que hacer, nada más pedir que los salven?, ¡y aunque hubiera cura ya nos dimos cuenta que un enemigo invisible nos rodea y a lo mejor en un futuro no lejos, ni muy cercano se encargará de hacer lo suyo otro tipo de virus! ¿y el pueblo, o los pueblos, el gobierno o los gobiernos que harán?
El dilema del coronavirus a los ciudadanos mexicanos y no mexicanos, nos abrió los ojos sobre las diversas lecturas políticas que están haciendo los políticos y crease o no, están por los suelos y es precisamente por la falta de una administración pública de prevención y de claridad de estado sobre los asuntos primordiales del país, ya lo hubieran mostrado hoy ante la crisis del COVID-19 los mismos partidos políticos y sus diversos actores políticos, dónde está la unidad que pregonan, ya antepusieron sus intereses al interés colectivo de este problema, ya que unos están llevan a su huerto esta situación a fin de sacarle provecho político, es decir, a la más pura bajeza de la acción política.

Cosas para recordar:

• El secretario de salud se ha visto coherente y bien plantado entorno a esta crisis de salud. ¡Bien!
• Es cierto, el problema del coronavirus también traerá tragedia económica, por eso urge que los actores en cuestión se pongan de acuerdo con el poder político para llegar a buen puerto, -urge-.
• Al parecer Donald Trump esta perdiendo el piso entorno a su gestión con el problema de la pandemia, que le está haciendo agua para su reelección.
• Y todavía existen amplios sectores sociales que no escuchan lo que están diciendo las autoridades, entorno al COVID-19, por su salud y existencia resguárdese.

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Unas de las cosas que sigue sorprendiendo de la era obradorista son los ataques que siguen infligiendo sus adversarios políticos, que sin duda quieren volver al poder, se sienten con el “derecho divino de mandar en el gobierno”, pero sin ir a fondo de las diversas problemáticas públicas y mucho menos sacar del atolladero a los mexicanos que ellos mismos provocaron, para muestra basta “una bocanada de incoherencias”, el PRI a través de sus representante nacional saco un “spot publicitario” en donde nos recuerdan las bondades del sistema, haciendo un recordatorio de lo que supuestamente hicieron en el pasado, pero sin ver el presente que dejaron, veamos: las casas “que son un huevito y feas como algunos expertos han opinado”; la luz “por supuesto que está cara”; las instituciones “que la mayoría son corruptas con un recurso humano muy corrupto y corruptor, más comprometidos con personajes en turno que una verdadera profesionalización de la vida pública, lo que vemos es una maraña de personajes venidos del pasado reciente que lo único que quieren es que no se trastoquen sus intereses, a efecto y en perjuicio de la gran mayoría de los mexicanos y en detrimento de las instituciones que “dicen defender”; por si fuera poco el PRI dice ser un partido revolucionario, entonces ya hubieran acabado con la pobreza, lo cual no hizo cuando tuvo el poder y sí la utilizo de manera electoral a su favor, es más, muchos políticos priístas hasta la fecha siguen viendo pasar el cadáver de la pobreza por el país y ni se inmutan, a costa de enriquecer los bolsillos de cuates, amigos y familia con cargo al erario público.

Un primer cálculo de los tantos que sean hecho entorno al gobierno obradorista arroja que no le ha ido tan mal (en lo personal) en cuanto a la apreciación gobernante-gobernado, es decir, la sociedad mexicana todavía reciente el peso de priísmo (antes gobernante) esta vez opositor, que por ende cumplió un papel preponderante en la consolidación del sistema político mexicano, como eje rector de lo que fue el presidencialismo mexicano otrora omnipresente y que hoy por hoy sufren el descalabro de lo que puede ser un movimiento democrático que empujó al PRI otra vez a salir del gobierno de la arena electoral, frente al movimiento MORENA impulsado por el tabasqueño, por lo que la gente o el elector identifica al otrora partidazo como el verdadero partido corruptor de la vida pública de este país, con la ayuda que tuvieron de los partidos políticos menores afines a esas prácticas corruptas como lo fueron en su momento el PAN, PRD y el Verde Ecologista entre otros organismos políticos (bisagras del sistema).

Todo indica que la batalla entre obradoristas y no obradoristas continuará a lo largo de este sexenio, hasta que culmine, es decir, el fuego contra el obradorismo sigue a todo lo que da, sobre todo de aquella oposición a la cual se le quitaron los derechos políticos hereditarios o por lo menos se sentían dueños del puesto público (de la silla, del escritorio, de la burocracia a la cual la manejan a su antojo, de los sobrantes de las obras para el bolsillo personal y familiar, de las propiedades cual vendedor de bienes raíces se expropiaban –un largo etcétera- que da vergüenza, indignación, pero sobre todo rabia e impotencia por no poder hacer algo, ahora más cuando vemos cómo actúan las autoridades del poder judicial); que efectivamente la campaña emprendida contra el mandatario en turno, rebasa en mucho lo que se ve a través de las redes sociales, puesto que realmente se le está atacando fuerte, la mayoría de las veces sin sustento, pero con argumentos que escalan al peldaño del odio, esperemos que quienes están haciendo esas campañas publicitarias lo piensen dos veces puesto que cuando se les salga de control no van a saber a quién echarle la culpa, sobre todo por el periodo de violencia que estamos viviendo.