LA PANDEMIA QUE NOS PRUEBA Y EXHIBE

Escrito por Juliana Castellanos Pedraza el . Posteado en Guliana en el País de las Desmaravillas

Por: Juliana Castellanos P.

*Por bien de todos, ¡QUÉDATE EN CASA!

El ser humano siempre se ha sentido invencible por naturaleza y más aún si manifiesta alguna forma de poder, principalmente político, económico o ambos. Claro… ello vive y pervive, hasta que llega una pérdida sinigual, una tragedia personal o familiar, una catástrofe o algo que verdaderamente lo sacuda y ponga a prueba. 

Y entonces sí se siente angustiado, impotente, infeliz, frustrado, entristece, se lamenta, culpa a todos de su pena, se victimiza; pero también tiene una doble oportunidad para salir avante, reflexionar y actuar en la medida de sus posibilidades para ser y hacer mejor.

Hoy en día, nos estamos enfrentando todos, sin excepción alguna de raza, religión, ideología o estatus socio-económico; a una desgracia inexplicable, a un enemigo paradójicamente microscópico pero tan mortal masivamente, que a cifras actualizadas de la OMS ya ha cobrado en el mundo: 37 759 fallecidos y pronto registrará un millón de contagiados.

El Coronavirus, mejor identificado por la autoridad sanitaria internacional como Covid19, surgió en China a principios del 2020, entonces nadie creyó en su potencial, ni siquiera a la médico de esa latitud que alertó al mundo del grave peligro, ni a su colega Li Wenliang que con su propia existencia, pagó el costo de su denuncia; hasta que el fenómeno creció exponencialmente y gracias a la movilidad internacional se extendió paulatina e irremediablemente a todo el mundo, tanto así que se tiene probado que en menor o mayor numeralia está presente ya en  más de 190 países.

Unos afirman que su origen se dio por la ingesta de un animal exótico –pangolin- en un mercado de Wu Hang, otros aseguran que fue un virus –con todo y patente- creado en un laboratorio de país de primer mundo y de ahí se trasladó intencionalmente a la ciudad china, para testificar con pena y dolor su debut como verdadera guerra bacteriológica; pero sea cual sea la causa nos está enfrentando a la peor de las pesadillas que se han vivido en el siglo XXI

Hasta ahora se afirma que no hay medicamento, vacuna o tratamiento eficaz que lo erradique y a pesar de su letalidad también se sabe que con medidas tanto individuales de constantes prácticas higiénicas, como sociales de confinamiento y aislamiento social; se pueden aminorar sus terribles efectos sanitarios, no así los económicos que tras la emergencia, enfrentará peor o renovará a la humanidad.

El Conavid19 ha mostrado a su vez, lo peor y mejor de todos. Oportunidad única para analizar el caso mexicano que todavía no toca el fondo de la emergencia de inciertos resultados, si no se toman las debidas precauciones. 

En la primera situación observamos, políticos sin escrúpulos que en función de sus intereses político-electorales han sido capaces en tiempos críticos, de operar las mejores armas de la manipulación o la mentira para enriquecerse o posicionarse más. 

Así también la prensa sensacionalista que ha hecho del info-espectáculo -su modus vivendi muy adhoc con esos activos políticos-, la mejor oportunidad para desinformar, tergiversar o enjuiciar sin piedad racional, lo que a su “juicio” no forma parte de la particular cosmovisión periodística o línea editorial. Ejerce el libertinaje más no la libertad de expresión.

¿Y qué decir de ambiciosos empresarios –los más ricos- que ante la adversidad afilan sus mejores dientes de codicia y egoísmo para sacar raja económica y política? ¡La delincuencia de cuello blanco, anda suelta y es peligrosa!

En la segunda reportamos, cómo buena parte de la sociedad mexicana ha concientizado -con los testimonios audiovisuales de España, Italia o Estados Unidos, que no tienen fecha para superar localmente la pandemia- que lo peor está por venir y por lo tanto desde su trinchera hogareña acata en forma precisa las recomendaciones de la autoridad sanitaria y demás parte del gabinete de la 4ª. T.

Y en este sentido vaya nuestro reconocimiento al trabajo del doctor y Subsecretario de Salud Hugo López-Gatell, que encabeza en este renglón el trabajo logístico mexicano desde enero pasado. Ya nos acostumbramos en las mañaneras y en la cita diaria de las siete de la noche a enterarnos de buena fuente, cómo el país enfrenta la pandemia. Su ejército de médicos, enfermeras, trabajadores sociales y demás recursos humanos del sector público merecen nuestra gratitud por su loable labor. 

Lastima que haya personajes tan bajos y mezquinos que cada día aprovechan la oportunidad de sus espacios en prensa, radio o televisión para denostar un esfuerzo sin precedente, cuya meta es sacar al país de la conveniente forma posible.   

Mención aparte merecen las benditas o malditas redes sociales –plataformas-, foro público del ciberespacio que debiera en estos momentos hacer una tregua para sumar esfuerzos y voluntades sin diferencias, ni discriminaciones, sin textos afilados de rencor o veneno para posicionarse como poseedores de la verdad absoluta. 

Pareciera que no se entiende que lo que está en juego, es un país de 130 millones de habitantes, desigual en lo económico y social a raíz de gobiernos –y sus cómplices en el gran empresariado- corruptos e impunes por décadas, que no entendieron, entienden o entenderán que la sociedad mexicana despertó y que requiere un cambio real en todo. ¡Situación que no es posible concretar en unos cuantos meses y menos ahora, con un enemigo casi desconocido!

Son esos emisarios del pasado bien organizados y asentados en la política, en la economía, en la prensa sicaria, en la pseudo y barata intelectualidad; reforzados con sustanciosos recursos económicos o de otra naturaleza que a diario alimentan el desánimo, el pesimismo o la intolerancia hacia nuevos aires. Sí, son esos personajes nefastos y de mala reputación que frenan el progreso o la aspiración legítima de otras circunstancias, ¡que renuncian desde sus cómodos asientos, a cambiar

No maduran ni política ni humanamente, siguen siendo los mismos devastadores que como plagas destruyen todo lo que se intenta construir –aún con errores y desaciertos- para seguir a sus anchas, usufructuando un país que lo tiene todo y cuyo panorama sería diferente si nos mantuviéramos unidos trabajando brazo con brazo, mente con mente, creatividad con creatividad.

Tuvieron por décadas la oportunidad de hacer o contribuir en magníficos o ejemplares gobiernos y todo lo echaron a perder por su ambición grotesca y desmedida de poder sin límite, de desórdenes y fatuas vanidades.

Perdieron el sano juicio por unas monedas o bienes materiales, se vendieron a los peores defectos y vicios humanos, sin valores ni moral por delante. Lástima que pese a la adversidad sigan siendo idénticos, causando daño permanente, porque simple y sencillamente… aún no asimilan que están y estarán moralmente derrotados.

Que la pandemia, nos de la oportunidad de hacer el bien y ser mejores mexicanos. El primer reto y quizá el más doloroso será el enfrentarla con los menores daños o pérdidas humanas, y el segundo, la reconstrucción nacional ante un panorama desolador y de mucha desigualdad. 

Millones de mexicanos ya viven y enfrentan las peores condiciones de sobrevivencia, apoyémoslos con acciones y compartamos condiciones; porque la injusticia, el desempleo y la pobreza serán inquilinos de varios años, antes de ver por fin la luz al final del túnel.                

   

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