¿Cómo evitar los gastos hormiga?

En el artículo anterior –previo a la recomendación de lectura- escribí sobre la importancia de saber respecto a las finanzas y fomentar la cultura del ahorro desde la infancia; particularmente en este punto, converge un gasto que a mi modo de ver es un mal necesario. Los gastos hormiga son en pocas palabras, gastos que no contemplamos en nuestro presupuesto diario, pero los ejecutamos para darnos/dar algún(os) pequeños placeres.

Como parte del consumismo diario –y previo antes de la pandemia-, se tienen múltiples ejemplos, los cuales son muestra de que inconscientemente ejercemos este gasto y lo consideramos inofensivo porque son pequeñas cantidades de las cuales no percibimos su falta o ausencia. Hay varias estrategias para prevenir este gasto, sin embargo, compartiré aquellas que me han resultado favorables y efectivas desde mi experiencia.

Contemplar los gastos por semana. Antes de que iniciara la pandemia, consideraba los gastos del transporte público (ida y vuelta), es decir, respetar esta cantidad y limitarme a no gastarla, además de llevar un poco más de cambio en caso de que exista alguna emergencia por la cual no esté disponible ese transporte y tuviera que cambiar por otro más. Cabe señalar que, tanto en los paraderos como en las estaciones de estos lugares, es común encontrar múltiples puestos ambulantes los cuales venden desde objetos de temporada, así como golosinas, bebidas embotelladas, comida (sana y no tan sana) –que puedes comprar a precios accesibles y no esperas mucho por su preparación para llevar-; además de que dependiendo de la zona –sea escolar, de oficinas, industrial, etcétera-, y ubicación geográfica los precios varían, sin embargo, siguen siendo accesibles. Además de los locales o establecimientos que hacen posible encontrar de todo, solo por mencionar algunos, farmacias, tiendas de conveniencia, papelerías, puesto de periódicos, panaderías, cafeterías. Lo cual, hace que seamos propensos a un gasto “pequeño”, “sutil” que no afecte nuestro bolsillo, además de que, dentro de algunos servicios de transporte público, los vendedores ambulantes aprovechan ciertos horarios para ofrecer sus productos –aquí se abarca una gran gama- los cuales pueden ser aparentemente necesarios –generalmente para mitigar el hambre- o en ese momento los requerimos y los encontramos a buen precio.

Si el gasto es en auto se deben considerar otros factores. Principalmente el tener cambio para las propinas que se puedan dar al “viene, viene” en las calles o en su defecto, el gasto en los parquímetros –dependiendo de la zona de la ciudad- a los cuales debemos prestar atención a las horas que estemos en esa zona; o en su caso, el pago del estacionamiento en un(a) plaza/parque comercial, centro comercial, banco, tienda o restaurante que cuente con su estacionamiento exclusivo para clientes, donde muchas veces nos encontraremos al vigilante y nos guste o no, se da una pequeña cantidad por estar ahí. Se podría decir, que aparentemente los gastos hormiga no existen cuando se va en automóvil, pero es un hecho que somos propensos a ejecutarlos cuando menos nos demos cuenta.

¿Por qué expreso que es un mal necesario? Porque independientemente del círculo oferta-demanda, estas personas que obtienen su ingreso diario dependen del consumidor que día con día llegue a su establecimiento, puesto o local -no importando el giro-.

Con la presente pandemia, muchas zonas, principalmente las escolares –en todos los grados- así como las zonas de oficinas –identificadas como actividades no esenciales- se ven afectadas por falta de movimiento y de consumidores, claro está. Lo que podemos concluir es que, a pesar de no tener la misma dinámica “presencial” y que nuestros gastos se están reflejando en otros ámbitos, es un claro ejemplo de que todos estamos conectados por la actividad económica diaria. Ahora la pregunta es, ante la ausencia de una considerable cantidad de consumidores en estas zonas, ¿qué estrategias se pueden implementar para que éstas personas que viven del gasto diario no sean afectadas? Además de préstamos o condonar parte de la renta de los establecimientos, ¿qué otras opciones se pueden ofrecer?

Por: Estefania T. Minor

@FannyTMinor